lunes, 18 de febrero de 2013

El nuevo segundo mapa toponímico del municipio de Amurrio

  
Portada del mapa, donde el pueblo de Saratxo es desalojado de la relación de los pueblos que comprendía el extinto Ayuntamiento de Lezama, para quedar incluido junto a los pueblos que conformaban el también extinto Ayuntamiento de Arrastaria

El nuevo segundo mapa toponímico del municipio de Amurrio
       Este pasado 14 de febrero de 2013 tuvo lugar en el salón de La Catequesis, la presentación del segundo mapa toponímico del municipio de Amurrio (el primero tiene fecha de 2001/02). Se supone que corrigiendo el anterior y con la aportación o incremento de más topónimos, no recogidos antes. En el anterior se recogieron 1.350 topónimos; en éste 1.611.
     Tras las breves palabras de salutación de la alcaldesa Dña Josune Irabien, celebrando que esta publicación vea la luz, intervino la responsable de la empresa Aialur S.L., encargada de la elaboración y composición del mapa, que expuso los antecedentes y premisas para plasmar el mismo, como por ejemplo que en abril de 2012 se convocó a la población a una reunión acudiendo casi nadie; el contacto mantenido con las JJ. AA., órganos administrativos de los pueblos que desde 1976 pertenecen al municipio de Amurrio, para que aportaran datos sobre la toponimia de los mismos, etc. Todo ello en aras de llevar a buen fin esta empresa del mapa toponímico.
   A continuación tomó la palabra Felix Mugurutza, en representación de Euskaltzaindia, como miembro de la Comisión de Onomástica de la misma, que en principio hacía de verificadora de la correcta transcripción gráfica de los nombres eusquéricos. 
      No obstante, el estandarte publicitario de dicha institución más parecía indicar ser el motor de la elaboración de este mapa, si bien, dicho representante interviniente matizó que no se crea que la exhibición del mismo representaba una forma de sponsor en el acontecimiento, rebajando la presunción que su presencia pudiera dar al acto. Por otro lado, derramó sabiduría lingüística sobre la transformación o mutación de los topónimos eusquéricos que agradecieron las personas asistentes.
       Terminado el acto de las intervenciones anteriores, se abrió un tiempo para la participación del público presente, tomando la palabra el que está dando forma a esta entrada. Antes debo decir que la semana anterior Dña Josune Irabien, alcaldesa del municipio, tuvo la amabilidad de entregarme a mí y a otros colaboradores de la Asociación Etnográfica AZTARNA Etnografia Elkartea, un ejemplar de este mapa, tras una reunión sobre el "no museo" de El Refor, mantenida con los mismos en la Casa Consistorial.
     De ahí que en mi intervención haya actuado con “trampa y ventaja” –según la opinión expresada por la autoridad municipal– a la hora de sacar los colores a los responsables de este segundo intento de plasmar el mapa toponímico del municipio.
      Más al contrario, creo, sin temor a que se me tache de descortés por lo anterior, que debería agradecer el conocer de primera mano cuestiones que por su lógica no admitían discusión alguna. A no ser, que lo que de verdad se busca es que la crítica constructiva se haga en privado, donde muchas veces por un oído entra y por el otro sale. 
     Por lo que no creo que el acto fuera empañado por mi intervención y menos que ello restase protagonismo a la máxima autoridad del municipio y al alumbramiento del mapa mismo. Mi intervención se basó básicamente en apuntar algunos de los fallos u errores que mi tiempo me dejó atisbar en el propio mapa.
       Más creo que el “disgusto” que alguien se pudo llevar radica en que tanto con el anterior alcalde, con su primer mapa toponímico, como ahora con este segundo mapa se adoleció de la presentación al público para que detectase posibles errores de transcripción, denominación, ubicación, etc. antes de su definitiva impresión, pues en algunos aspectos no sólo no se han corregido sino que se ha incurrido en otros. Y con ello no quiero asegurar como el dicho, de que otro vendrá que bueno te hará.

       Algunos ejemplos fehacientemente verificados:
     En la ortofoto aparece la superficie medida de los pueblos exagerada, es decir, irreal. Parece ser, según vieron los responsables en este momento, que se les ha bailado la coma en los 10 pueblos, dando el resultado de km2 desorbitados de cada uno de ellos.
   La población de Amurrio (pueblo) no es la que aparece indicada. La misma se refiere a la suma de todo el municipio (Amurrio + 9 pueblos). El pueblo de Amurrio no llega a los 9.000 habitantes.
    Falta el texto descriptivo sobre alguna foto (palacio Urrutia), que comentó uno de los colaboradores.

Ciñéndome al mapa propiamente:
  Alto del Trimen. Cuando realmente es “Eltrimen” o mejor aún “Altirima” que afirmaba el difunto Federico Barrenengoa, investigador de la toponimia ayalesa. Una de las fuentes de las que se ha bebido, principalmente… o eso dicen.
Olarri. Topónimo que recuperó el anterior Ayuntamiento, dando el nombre al camino que baja de San Roque: “Santa Marina de Olarri”, pero que no consta en el mapa, ni tan siquiera para denominar al arroyo Santa Marina.
  Pico de los Ahorcados. Siempre se ha dicho “Monte …”. Además, no tiene forma de “pico”.
   Caserío Bonaparte, aunque no es un topónimo propiamente dicho, pues hace referencia al paso de las tropas francesas por el pueblo y que se dice que pernoctó Napoleón, al menos así se le conoce y en cambio no se le menciona para nada.
  Lezama. Se dice que es Junta Administrativa, que es un término jurídico-administrativo, pero no se aclara que es uno de los pueblos que componen el municipio. Al igual que pasa con Baranbio, Saratxo, Larrinbe, Delika, etc.
    Uzkiano, que se pone como ejemplo de lugar situado fuera del municipio, se le califica “barrio”, al igual que a los pueblos Luiaondo, Izoria, Olabezar, etc. Sobre este particular, ver la entrada El gentilicio de Amurrio, donde Euskaltzaindia es maestra en descafeinar la personalidad de los mismos a través de la información que transmite en su web.
  Santa Kurutz, en la cima de Burubio. Se indica con la simbología de que es una ermita situada en ese paraje. Que desilusión se llevará el que suba a Burubio en afán de visitarla. No existe pero en “Leyendas y símbolos” aseguran que está en pie.
    San Prudentzio (Barrio de Lezama). Se remarca el mismo y se recupera “Amargura” como otro de los nombres del barrio. El primero es simplemente por la ubicación de la ermita de dicho santo.
Por el contrario, no se registra el topónimo “Agirre” que seguramente es el más antiguo o primitivo del conjunto de caseríos entorno a la ermita.
  Iruaritz (no es topónimo del lugar). Aquí la hilaridad roza lo sublime, pues se da carta de naturaleza, con dicho nombre, al caserío convertido en Casa Rural por el sacerdote y empresario hostelero Luis de Lezama. Además la derivación filológica en el euskara hablado antiguamente de la zona, llevaría al topónimo “Iruaretx” y encima, la ubicación es errónea, a diferencia del anterior mapa toponímico.
Por contra, el nombre de este caserío bien pudiera ser Agirrebeaskoa que refiere Federico Barrenengoa en su libro de Toponimia de Ayala.
  El Boquete, arriba del puerto de Orduña. Se descuelga el primitivo “San Bartolomé”, en alusión a la ermita que en el puerto estuvo enclavada y que es el documentado nombre con el que se conocía al actual puerto de Orduña. Cuestión de la que se quejó uno de los presentes –que tanto ha escrito sobre el particular– por su sustitución por el sustantivo genérico “El Boquete”.
    Los recorridos de los Naturbideak en el mapa, unos han sido marcados, otros ignorados, según el gusto de quien lo ha confeccionado.
California. Nombre nuevo y exótico dado a un arroyo que discurre junto a la casa que en su tiempo albergó al Bar California, en el barrio Aldaiturriaga. Este topónimo “euskaldun” da para pensar sobre la confianza que pueden depararnos los “profesionales” en la materia.
¿Hasta que no existió dicho bar, cuyo nombre deviene de la California de América del Norte, cuyo promotor también abrió otro bar con el nombre “Torrejón”, en relación con la base americana instalada en dicha ciudad madrileña, no tenía nombre adjudicado el citado arroyo?
   Armuru. No por escrito al final de esta entrada deja de ser uno de los referentes por antonomasia del pueblo de Amurrio. Pues bien, el referencial “Armuru” deja de existir en el mapa.

    Entre el público asistente intervino Xabier Kintana (Euskaltzaindia) para justificar los posibles errores de este trabajo, trayendo a colación la anécdota de que en la redacción de un memorándum sobre algún trabajo, después de todo tipo de explicaciones sobre la elaboración del mismo, fuentes estudiadas, hitos descritos, etc. terminaba con la afirmación de que se había comprobado todo para que no hubiese ninguna errato. Bien valdría el ejemplo, si este trabajo de toponimia solamente tuviera erratos pero ha habido más que eso.

     Finalizo, para no alargar con más ejemplos, con la denuncia de lo que son fallos más que erratas y con la premonición (o mejor, el deseo) de que: ¿Vendrá el tercer mapa toponímico en el que se espera que sea el de la vencida? Así lo espero y lo esperan las personas que de verdad les duele la poca profesionalidad –o escaso interés, si lo prefieren, para no enfadar al personal– que se pone en tareas de este tipo.
       Mientras tanto, “disfrutemos en casa del mapa y saquemos jugo al contenido del mismo” en palabras de nuestra alcaldesa.
Amurrio, 18 de febrero de 2013


Fdo.: Gontzal Oribe Bárcena
 
NOTA 23-02-2013                                                                        

    Como continuación a la entrada anterior, dos ejemplos más de la “incongruencia” que en bastantes partes de su contenido adolece el nuevo mapa toponímico. Hacen mención a la denominación de dos fuentes públicas. (Antes debo corregir que cuando hablaba del nombre “California”, en el mapa parece referirse a la fuente y no al arroyo –aunque el apartado “tipografía, leyendas y símbolos” lleva a la confusión, pues la tipografía lo señala como “arroyo” y el símbolo como “fuente”–, todo lo cual no quita validez a lo dicho al respecto de este término).

  Regina (fuente o arroyo). Sin más, se ha asociado con el nombre de la persona que habitaba en la casa cercana a la misma.

  Rubinar (Ídem a lo anterior). Aquí además ni siquiera se atina con el nombre, pues el correcto es Rubenach que corresponde al apellido de la familia que poseía la finca con su casona de estilo nórdico, frente al caserío-restaurante Arenalde, que se titulaba “Villa Modesta” y que ahora su espacio lo ocupan Viviendas de Protección Oficial (VPO).

La fuente en cuestión estaba fuera de su propiedad. Es la actual fuente que se puede observar a la orilla de la calle-carretera Landaburu en la confluencia con “Arenalde kalea” y frente a “Juan Aranoa kalea”.

Como curiosidad, tras la urbanización de la zona, esta fuente fue adornada en su derredor con parte de las piedras talladas que componían el patín de “Villa Modesta”.

Como otra curiosidad añadida, decir también que las piedras pilares de sujeción de la verja de acceso a la propiedad citada, después de años de estar arrinconadas junto al puente del ferrocarril en Adarraga, han servido de fachada para el acceso al Parque Temático de las Energías Renovables denominado Aresketamendi (antes Aresketa Mendi).

        Decir también que ayer (22-02-13) tuvo lugar una reunión informal en la sede de la Asociación Etnográfica AZTARNA Etnografia Elkartea, en Kultur Etxea, donde Felix Mugurutza, Salva Velilla, Ramón Zurimendi y el que esto transmite, tratamos el transcendental –al menos, para nosotros– tema de los topónimos de Amurrio y de su actual municipio, con la idea de corregirlos –de verdad– y apuntar la omisión de otros.

     Todo este destrozo, producto del ocultamiento y/u oscurantismo del resultado final para que la vecindad interesada y preocupada por estos temas hubiera podido aportar su granito de arena a modo de correcciones, ampliaciones o rectificaciones de lo escrito en el mapa, se podía haber evitado; a la vez, el sonrojo del propio Ayuntamiento.

       La exposición pública siempre debe prevalecer antes de dar por bueno y de llevar a la imprenta un trabajo de esta envergadura, cuya finalidad es dejar huella para que no se olvide el rico patrimonio toponímico, y que el mismo llegue al conocimiento de las generaciones presentes y futuras.

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